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AJO

Publicado en25/06/2020 Por 1030
El Ajo (Allium sativum L.), ingrediente fundamental en nuestra dieta mediterránea, posee cualidades que lo hacen muy útil para mejorar nuestra salud cardiovascular.
El Ajo (Allium sativum L.), es una planta originaria del continente asiático, pero introducida en la cuenca mediterránea donde está ampliamente extendida. Aparte de su uso culinario posee cualidades que lo hacen muy interesante a nivel terapéutico. La parte que interesa del Ajo por sus propiedades farmacológicas es el bulbo. La mayoría de los compuestos con actividad que posee, son compuestos sulfurados (Alicina, ajoenos, sulfuros de alilo…). Aunque nos parezca mentira todos ellos son inodoros. Sólo cuando cortamos o aplastamos el bulbo, liberamos una sustancia, la enzima aliinasa, que al reaccionar con los compuestos sulfurados mencionados anteriormente dan origen al característico olor a ajo. La alicina se absorbe bien en el intestino detectándose tan sólo 10 minutos después de su ingesta, alcanzando su máxima concentración a la hora y permaneciendo en el organismo por un total de seis horas.

ACTIVIDAD HIPOLIPEMIANTE Y ANTIATEROGÉNICA

La actividad del Ajo como hipolipemiante es relativamente moderada según los últimos estudios, si bien la actividad más interesante que se ha podido demostrar es la relacionada con la prevención de la arteriosclerosis (endurecimiento con la edad de las grandes arterias) y sus complicaciones. También frena el desarrollo de placas aterogénicas (acumulación de lípidos en el interior de las arterias). Es por ello por lo que el consumo continuado y duradero de ajo, tan frecuente en nuestra dieta mediterránea, es una ayuda eficaz en la prevención de enfermedades cardiovasculares, tanto de la arteriosclerosis como de la formación de las placas arterioscleróticas.
Se ha observado en estudios, que tanto el ajo crudo como hervido (20 minutos de cocción), posee similares acciones terapéuticas, por lo que sus propiedades beneficiosas permanecen en tantos platos tradicionales mediterráneos que lo llevan.

ACTIVIDAD ANTIHIPERTENSIVA

El Ajo posee una moderada acción antihipertensiva gracias a un efecto vasodilatador periférico como a una acción diurética y en particular a la eliminación de sodio por el riñón. Esta disminución de la tensión no se da en pacientes normotensos (presión sistólica superior a 140 mmHg) y sí en aquellos hipertensos (presión sistólica superior a 140 mmHg).

ACTIVIDAD ANTIPLAQUETARIA Y ANTITROMBÓTICA

Algunas de las sustancias activas presentes en el ajo tienen actividad antiplaquetaria, por lo que reducen la posibilidad de formación de trombos.

DIABETES

El extracto de Ajo parece ejercer una acción protectora sobre el páncreas. Disminuye la tasa de glucemia en individuos diabéticos, no así en pacientes sanos. Puede ser una ayuda eficaz en los primeros síntomas de diabetes o en pacientes con diabetes instaurada, siempre sin abandonar la terapia antidiabética.

OTRAS ACTIVIDADES

Se han detectado efectos antiarrítmicos en animales (perro). Asimismo, se ha comprobado una buena actividad frente a Helicobacter pylori, agente causal de úlceras gastrointestinales. Un componente del ajo como el ajoeno, ha demostrado actividad frente a bacterias y hongos como el causante de las infecciones micóticas del pie (Tinea pedis), del oído y de la boca. Siempre se le ha reconocido una eficaz acción antiséptica y en la medicina tradicional se ha usado desde tiempos inmemoriales como antihelmíntico, es decir, en la eliminación de lombrices intestinales.
En cuanto a la seguridad de su uso queda demostrado por la elevada concentración en que se usa en algunos platos tradicionales, si bien a dosis elevadas puede producir efectos gastrointestinales indeseables (gastritis, nauseas…). Existen preparados comerciales a base de ajo que proporcionan todos los efectos deseables y no los indeseables.
Debido a su efecto antiagregante se ha visto que alarga la Relación Normalizada Internacional (INR) en pacientes tratados con anticoagulantes, por lo que se debería evitar la administración conjunta de anticoagulantes y preparados a base de ajo. También debería suspenderse el tratamiento con preparados de ajo dos semanas antes de una intervención quirúrgica.
Pacientes con terapia contra el VIH a base de fármacos antirretrovirales, tampoco deberían tomarlo por reducir los efectos del tratamiento.
No hay objeciones durante el embarazo, porque de hecho se usa en las comidas y no da problemas. En cuanto a la lactancia habría que prestar atención pues puede alterar el sabor de la leche.
 
RESUMEN

Actividad farmacológica: actividad hipolipemiante y antiaterogénica. Actividad antiplaquetaria antitrombótica. Actividad antihipertensiva. Actividad antioxidante. Acción antimicótica y antibacteriana.

Uso Clínico: hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia. Hipertensión. Prevención de la aterosclerosis y de sus complicaciones tromboembólicas.

Contraindicaciones: no se conocen.

Advertencias y precauciones especiales de uso: se recomienda prudencia en estados preoperatorios. Usar con cuidado en pacientes con úlcera gástrica o gastritis. Pueden usarlo embarazadas y lactantes, pues su uso culinario está ampliamente extendido. No obstante, puede alterar el sabor de la leche materna.

Interacciones: el ajo puede interaccionar con fármacos antiplaquetarios y anticoagulantes orales. Debe evitarse su administración concomitante con ciertos fármacos retrovirales, por llevar una reducción del efecto terapéutico de estos.

Efectos secundarios: en pacientes predispuestos puede dar lugar a alguna irritación gastrointestinal. Rara vez se han observado reacciones alérgicas. Su particular olor que se trasmite al aliento, podría ser su efecto secundario más común.

BIBLIOGRAFIA

  • Libro Blanco de la Nutrición en España. Fundación Española de la Nutrición (FEN), 2013
  • Elisabetta Boncompagni, Erika Bianchi, Corrado Giua. Guida Bibliografica ai più Noti Fitoterapici. 2010
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