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CENAR POCO Y TEMPRANO

Publicado en19/07/2020 Por 397
Un reciente estudio arroja nueva luz sobre cómo comer una cena tardía empeora la tolerancia a la glucosa y reduce la cantidad de grasa quemada.
Desde hace tiempo se ha sospechado que cenar tarde podría contribuir al aumento de peso y a la presencia de niveles elevados de glucosa en sangre. Esta presunción se ha visto confirmada por un pequeño estudio publicado en el “Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism”, la revista de la Sociedad Endocrina Norteamericana.

A nivel mundial más de 2.100 millones de adultos tienen sobrepeso u obesidad, con lo que esto supone de complicación a la salud de las personas. La aparición de diabetes o elevaciones de la presión arterial son dos de los principales efectos observados. Consumir calorías en las últimas horas del día está asociado con aparición de obesidad y de síndrome metabólico.

"Este estudio arroja nueva luz sobre cómo comer una cena tardía empeora la tolerancia a la glucosa y reduce la cantidad de grasa quemada. El efecto de comer tarde varía mucho entre las personas y depende de su hora habitual de acostarse", explica el autor del estudio Jonathan C. Jun, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos).

"Esto muestra que algunas personas pueden ser más vulnerables a comer tarde que otras. Si los efectos metabólicos que observamos con una sola comida continúan ocurriendo de manera crónica, entonces comer tarde podría conducir a consecuencias como diabetes u obesidad".

Se estudiaron a 20 voluntarios sanos (10 hombres y 10 mujeres) para estudiar cómo metabolizaban la cena realizada a las diez de la noche en comparación con otros que lo hacían a las seis de la tarde. Todos los voluntarios se acostaron a la misma hora, las once de la noche.

Se descubrió que los niveles de glucosa en la sangre eran más elevados y que la cantidad de la grasa ingerida que se había “quemado” fue menor en los voluntarios que cenaron a las diez de la noche en comparación de aquellos que lo habían hecho a las seis de la tarde, pese a que la comida había sido exactamente la misma. Lo peor que podemos hacer es cenar e irnos de inmediato a la cama.

"En promedio, el nivel máximo de glucosa después de la cena tardía fue aproximadamente un 18 por ciento más alto, y la cantidad de grasa quemada durante la noche disminuyó en aproximadamente un 10 por ciento en comparación con una cena más temprana. Los efectos que hemos visto en voluntarios sanos podrían ser más pronunciados en las personas con obesidad o diabetes, que ya tienen un metabolismo comprometido", añade el primer autor del estudio, Chenjuan Gu, de la Universidad Johns Hopkins.

"Aún necesitamos hacer más experimentos para ver si estos efectos continúan con el tiempo y si son causados más por el comportamiento (como dormir poco después de una comida) o por los ritmos circadianos del cuerpo", precisa Jun.

Por ello es aconsejable cenar alimentos ligeros, de bajo contenido calórico y lo que se ha demostrado importante, hacerlo temprano.

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